Francesc Iglesias: “Creo que estamos realmente preparados para este cambio hacia la innovación”

“Es el momento de consolidar las experiencias de ASBV para que puedan tener un verdadero efecto transformador”

Francesc Iglesias, responsable de Innovación del Instituto Catalán de Salud, presidente de la Fundación Ictus y pionero en el ecosistema de innovación en salud español, desgrana en esta entrevista en qué consiste el Manifiesto de Think&Act for Value, una iniciativa que busca redefinir el sistema de atención sanitaria en España

con una visión centrada en el paciente y un enfoque basado en el valor percibido por este.

Iglesias explica cómo podemos estructurar la atención sanitaria de una manera que asegure la mejora sostenible de los resultados de salud. “No se puede sostener un sistema que no evalúe el resultado de lo que hace. Hasta ahora nos hemos basado en el alto nivel de las encuestas de satisfacción al medir el rendimiento de las intervenciones sanitarias, pero estamos razonando si es sostenible en el tiempo y se necesita un nuevo modelo de gobernanza que lo haga posible”, afirma.

¿Cuál es el propósito del Manifiesto de Think&Act for Value, y cómo planea impulsar la transformación del sistema de atención sanitaria en España?

El manifiesto pretende generar la necesidad de transformación de forma sistémica y ayudar a hacer un ‘clic’ hacia una nueva visión de los resultados de salud. Que pasemos de iniciativas de Asistencia Sanitaria Basada en Valor (ASBV) de nicho, que no están integradas, a una política para todo el Sistema Nacional de Salud.

Con este Manifiesto se propone una estructura ordenada, un modelo transversal y se plantean 54 recomendaciones para los diferentes agentes del sistema con el objetivo de ayudar a entender la ASBV.

Hay que tener en cuenta que estas recomendaciones no pueden ser concebidas de forma cerrada para cada agente, sino que tienen un carácter transversal, sistémico, ya que todos deben operar de una forma coordinada, si no, no tendría ningún sentido. Estamos hablando de decisores a nivel autonómico y central, de los centros asistenciales, de la relevancia que tienen los profesionales sanitarios en todo el sistema, de la centralidad en los pacientes y el papel de la industria.

¿Cuáles son los pilares fundamentales en los que se basan las recomendaciones del Manifiesto de Think&Act for Value y cómo se aplican a los diferentes agentes del sistema de salud?

Este manifiesto se basa en cinco claves esenciales, que son transversales para todos los agentes del sistema y forman la base de estas recomendaciones:

  1. Evaluación: se basa en la disponibilidad y financiación de herramientas adecuadas, así como en indicadores que puedan focalizar realmente el valor.
  2. Adopción y compra de tecnologías: se basa en los indicadores de valor mencionados anteriormente. Creo que estamos realmente preparados para esta adopción.
  3. Formación de profesionales: es necesario formar a los profesionales en estas herramientas que permiten la atención basada en estos indicadores y nuevos datos. Esto debería facilitar la incorporación de nuevas profesiones en estos equipos profesionales, que en cierta manera ya se están sumando a las estructuras organizativas de los centros asistenciales, para dar apoyo a los profesionales clínicos en este modelo de atención sanitaria basada en valor.
  4. Fomento de una estrategia basada en la cultura del valor en las organizaciones: se trata de una gestión integrada en estas direcciones de innovación y de proceso asistencial centradas en el paciente, que deben vincular incentivos a los profesionales y nuevos liderazgos dentro de las organizaciones para que realmente impulsen este modelo de atención sanitaria basada en valor.
  5. Participación real del paciente: por último, pero no menos importante, es fundamental una participación real del paciente, no simplemente teórica, en la toma de decisiones estratégicas y políticas que se van a desarrollar en los centros sanitarios, así como en las estructuras de planificación y en la compra de servicios sanitarios en las diferentes comunidades autónomas.

¿Cómo se pueden implementar estos pilares?

Las recomendaciones más destacadas son la participación activa del paciente y el desarrollo del paciente experto. También es crucial el uso de la tecnología que ayude a los clínicos a incorporar datos relevantes en el proceso de atención, lo que mejora el modelo asistencial haciéndolo menos variable y más eficiente.

Por otro lado, debemos tener un modelo real de medición de resultados que se corresponda con un modelo real de financiación prospectivo basado en indicadores que contemple los costes ajustados por procesos, no por intervención. De esta forma, paulatinamente dejaremos de pagar por la actividad clásica, como urgencias, y empezaremos a tener formatos de pago de compra de servicios sanitarios basados en valor.

“Se trata de una evolución necesaria para no quedarnos anclados en el siglo XX y llevar al SNS al siglo XXI”

¿Cuáles son las ventajas de la Asistencia Sanitaria Basada en Valor y por qué es crucial para la transformación del Sistema Nacional de Salud?

Una medicina basada en valor es más eficiente y usa mejor los recursos que son escasos porque reduce la variabilidad de la práctica asistencial y es más equitativa, hace que no dependa del código postal, y genera más valor.

Es un elemento inexorable para la necesaria transformación del Sistema Nacional de Salud. En términos de mejora, necesario; en términos de sostenibilidad, imprescindible. Y debemos aprovechar ahora el paraguas que nos brinda EIT Health para tener una visión global de experiencias integradas a nivel internacional con el fin de generar el impulso necesario.

¿Por qué es ahora el momento?

Esta iniciativa es muy pertinente por la necesidad que tiene el Sistema Nacional de Salud de introducir cambios. No se puede sostener un sistema que no evalúe el resultado de lo que hace. Hasta ahora nos hemos basado en el alto nivel de las encuestas de satisfacción al medir el rendimiento de las intervenciones sanitarias, pero estamos razonando si es sostenible y se necesita un nuevo modelo de gobernanza que, efectivamente, lo haga sostenible en el tiempo.

“Precisamos de un gran pacto de estado a nivel de transformación del modelo de atención del Sistema Nacional de Salud”

¿Qué desafíos enfrenta el SNS para tener éxito en esta transformación?

El cambio de paradigma que plantea la ASBV es un hito equiparable al que representó en su momento la Ley General de Sanidad de 1986 que marcó la consolidación de la universalidad, equidad y descentralización del sistema de salud español y configuró las transferencias sanitarias a las comunidades autónomas. Se trata de una evolución necesaria para no quedarnos anclados en el siglo XX y llevar al SNS al siglo XXI. Las palancas que lo propulsan son los cambios tecnológicos, la digitalización y la disponibilidad de datos y los cambios sociales, con una población cada vez más envejecida y con pluripatología y cronicidad. Es la propia necesidad de mantener el éxito del SNS la que impulsa esta transformación.

¿Qué se requiere para la adaptación del modelo de atención del SNS?

Precisamos de un gran pacto de estado a nivel de transformación del modelo de atención del Sistema Nacional de Salud que incorpore realmente la visión de una atención asistencial basada en valor.

Además, es esencial establecer un nivel de conexión con el Consejo Interterritorial para fortalecer las alianzas, promoviendo así un intercambio real y la implementación de buenas prácticas en todas las comunidades autónomas. Es crucial compartir y escalar experiencias a nivel nacional. No debemos olvidar nuestro papel de liderazgo en este proceso, ya que contamos con el respaldo de EIT Health Spain como hub español, un agente decisivo en la transformación del modelo de atención sanitaria, no solo a nivel estatal, sino también europeo.

¿Quién debería dar el primer paso para realizar esta transformación?

Ya se han dado pasos significativos en esta dirección, y es evidente que tanto la administración estatal como las comunidades autónomas están mostrando una creciente sensibilidad hacia este cambio. De hecho, ya contamos con algunas evidencias que respaldan este movimiento. Nos encontramos en un momento ideal para empezar a consolidar y materializar estas evidencias de una manera más estructurada y generalizada, de modo que puedan tener un verdadero efecto transformador.

No podemos seguir abordando los modelos de planificación y compra sanitaria como lo hacíamos en el siglo XX. Contamos con suficiente tecnología, se están desarrollando modelos de datos y de inteligencia artificial, lo que debería facilitarnos el proceso. Es evidente que ha llegado el momento de impulsar la modernización y transformación del sistema, garantizando su sostenibilidad y equidad. Este es el momento de dar un paso adelante y asegurar un futuro más brillante para nuestro sistema de salud.

“El paciente tendrá que aprender a utilizar el Sistema Nacional de Salud de otra manera. Ya no será un actor pasivo sino activo”

¿Cómo deben adaptarse los profesionales sanitarios para contribuir a esta transformación del sistema de salud y qué cambios se requieren en las estructuras organizativas existentes?

Entendemos que sin los profesionales sanitarios esto no va a ser posible. Por tanto, es fundamental identificar sus necesidades formativas y generar nuevos incentivos para que ellos puedan incorporarse en el desarrollo de estos proyectos.

Este proceso de transformación debe incluir proyectos que tienen que ser escalables y multicéntricos y permitir liderazgos diferentes a los tradicionales en las estructuras organizativas que tenemos en el sistema de provisión de servicios sanitarios.

Además, es imprescindible fomentar la gestión y la generación de equipos multidisciplinares integrados tanto intrahospitalarios, como de atención primaria y socio-sanitarios como en el continuo asistencial.

¿Cómo está cambiando el papel de las asociaciones de pacientes y los propios pacientes en el sistema sanitario?

Desde mi experiencia como paciente y presidente de una organización de pacientes, es importante que participemos en los PROM -Patient-Reported Outcome Measures- y los PREM -Patient-Reported Experience Measures-. El paciente tendrá que aprender a utilizar el sistema nacional de salud de otra manera. Ya no será un actor pasivo sino activo.

¿Cómo puede la industria colaborar en la transformación?

Es inevitable incorporar la colaboración de la industria farmacéutica para conseguir este cambio. La industria de la tecnología provee soluciones innovadoras dirigidas hacia la atención sanitaria basada en valor. Debemos, a su vez, intentar buscar sistemas de pago por resultados que incrementen cada vez más las experiencias que tenemos en compra pública innovadora basada en valor.

¿Existen ejemplos de sistemas sanitarios en otros países que ya hayan implementado la asistencia sanitaria basada en valor?

Sin duda, hay experiencias en varios países y existen movimientos, como el de Teisberg y Michael Porter, que están intentando desarrollarlo. Especialmente en los países nórdicos, como Suecia, se pueden encontrar experiencias más consolidadas. Sin embargo, es difícil encontrar un sistema sanitario que haya desarrollado de forma completa y efectiva un modelo basado en valor.

¿Cómo se compara España con Europa en términos de implementación de un modelo de atención sanitaria basada en valor?

Actualmente, estamos en una fase de cambio, transitando de la sensibilización a la implementación. Disponemos de algunos ejemplos como el del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) y el de AQuAS (Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña) que ya están trabajando en la evaluación de las tecnologías sanitarias y donde se está llevando a cabo todo el proceso de transformación y adopción de esta innovación basada en valor.

Es cierto que, en España, contamos con referencias, pero aún no disponemos de un modelo integral de atención sanitaria basada en valor. Si seguimos aferrándonos a un modelo tradicional de compra, tanto de productos como en nuestra relación con la industria, y no cambiamos gradualmente nuestro modelo de compra de servicios sanitarios, la transición será compleja. Será posible llevar a cabo un proceso de eficiencia dentro de las organizaciones sanitarias, pero se encontrará con dificultades para obtener retribución y pago a nivel de la contratación pública. Así, el esfuerzo por mejorar los procesos no se verá reflejado en el sistema de pago del comprador público del SNS.

Por lo tanto, estamos progresando, pero aún queda mucho trabajo por hacer.